Si el silencio da miedo, puede ser porque la ausencia de ruidos familiares tiene tendencia a devolvernos a nosotrxs mismxs. Avanzando en la oscuridad silenciosa, es común hablarse a unx mismx, chiflar un estribillo, pensar en voz alta para no encontrarse presa de la ansiedad. Esto no es tan fácil, incluso puede exigir un poco de ejercicio, pues nuestros cerebros son condicionados a identificar silencio con peligro y oscuridad con riesgo. Es la ansiedad provocada por el vacío, este sentimiento de encontrarse al borde del abismo y no tener la capacidad de desviar la mirada del precipicio abriéndose frente a nosotrxs. No obstante son también estos momentos en los que unx tiene tendencia a encontrarse con unx mismx, sin intermediario, ni intermediarixs, haciendo frente con la mente y las emociones.
Es difícil encontrar silencio y oscuridad en el mundo moderno. Los ruidos industriales nos acompañan en permanencia, los aparatos emiten sin cesar sus sonidos electrónicos y sino casi siempre hay alguien para llenar el vacío con su cháchara que es igualmente inaguantable y superficial. Hoy en día el miedo del vacío, la ansiedad del silencio, es sublimado entre otros por la conectividad permanente. Nunca solx, nunca en silencio, nunca frente al abismo. Y entonces nunca cara a cara con nosotrxs mismxs. Las llamadas y las voces del “interior”, todo este universo constituyendo la imaginación, la conciencia, la sensibilidad, la reflexión, el ensueño son vueltos mudos, ignorados, aplastados y remplazado por el bombardeo continuo de informaciones, de ruidos, de mensajes, de citas, de llamados al consumo, de recordatorios al orden. Así es que el mundo moderno esta exterminando al universo interno de lxs individuxs. Una vez destruido este ultimo, el ser humano se encuentra en las condiciones ideales para aceptar la esclavitud, incluso para abrazar la esclavitud aun sin disponer de capacidades de comprensión del estado en el cual se encuentra. Enredadxs en la telaraña.
Claro, todo esto no es nuevo. La historia de la opresión no empezó con el Smartphone. No hace mucho tiempo, el condicionamiento del espíritu humano se hizo sobre todo a través de una galaxia de campamentos/campos1. El campamento del trabajo que es la fábrica, el campamento de la educación que es la escuela, el campamento del control que es la autoridad familiar y los lugares del culto. Lo que no impide que a pesar de los hilos tejidos entre todas estas estructuras de dominación, quedara- relativamente- mucho vacío. Y este vacío, este intersticio, permitió alimentar la revuelta dentro de estos campamentos, contra estos campamentos y a la inversa. Lxs prisionerxs que se amotinan tienen, a pesar de todo, los ojos centrado en un horizonte, lo cual va más allá de los muros, no importa si el imaginario de este horizonte nos encanta o no. Aunque los diferentes campamentos aún no hayan desaparecido, la reestructuración capitalista y estatal, que se realiza específicamente a través de la implantación y extensión de tecnología, apunta a la eliminación de todo vacío, más allá de una explotación aumentada y un control aún más y más totalitario. La sed de conectividad permanente es al corazón de esta sinfonía mortífera. Una vez conectadx, unx siempre está un poco en el trabajo, en la familia, en el supermercado, en un concierto. Vinculadx por las correas electrónicas, unx esta expuestx sin cese a las órdenes del poder, rodeadx de advertencias a consumir, desnudx a los ojos del control. Nos encontramos enteramente a la disposición del capital, nos volvemos esclavxs llevando collares invisibles.
Alguien dijo que si la sociedad es una cárcel a cielo abierto, sus vigías deben ciertamente ser estas antenas y redes de comunicación que obstaculizan al cielo azul por todos lados con sus alambrados de fibra óptica y de electricidad. Para quienes desean frenar la reproducción de la dominación se vuelve esencial el lograr a mirar hacia otra dirección y diferentemente. No es que la comisaria de la esquina no deba atraer la atención de lxs enemigxs de la autoridad, o que la vitrina del banco no amerite ser destrozada, o que el tribunal no debería recibir visitas rabiosas, pero también es cierto que la dominación ha difundido sobre el territorio una vasta cantidad de estructuras relativamente pequeñas y poco protegidas, de las cuales mas y mas cosas dependen. Es en estas pequeñas cosas que se materializa la red invisible que nos encierra y que permite la reestructuración del Estado y el capital. Es ahí que pueden ser atacadas las arterias de la dominación que irrigan los campos de la explotación y de opresión. Es ahí que finalmente pueden ser reducidos al silencio las prótesis tecnológicas y sus zumbidos esclavizantes.
Pues el corte no solamente es necesario, es también posible. El 11 de febrero 2019 en Mérey-Vieilley en los alrededores de Besancon (región Doubs), una antena de retransmisión telefónica quedó fuera de servicio por un incendio devastador. El poste situado en pleno bosque de repente se abraso, consumido por las llamas, que de ninguna manera fueron accidentales. Un proveedor encargado de la gestión de éstos postes de telefonía móvil en la región incluso entregó esta revelación: “Este acto puso fuera de servicio nueve retransmisores más. Para dar una idea, esto representa varios decenas de miles de comunicaciones impactadas, todos los días.” Varios meses van a ser necesarios antes de restablecer completamente el funcionamiento de la antena. Y éste incendio nos recuerda que otras tres antenas fueron destruidas en los alrededores de la ciudad desde septiembre: en Chapelle-des-Buis, en Jourande, en Amagney. “Pirómanos, anarquistas, vengadorxs enfrentando a un operador?” balbucean comentaristas en búsqueda de hipótesis policiales, mientras que por otro lado lo que es seguro es que los nudos de ésta red están al alcance de la mano de cualquiera, y pueden ser estropeados con las estrellas como cómplices. Además de este caso, otras regiones dónde las antenas de telecomunicaciones son atacadas por lxs saboteadorxs: Cher (fueron cuatro episodios entre el 26 y 30 de septiembre 2018), en Alsace, en el Midi, en Gironde (Casseuil, el 24 de diciembre), en Gard (Bernis, el 23 de diciembre), en Vendée (Saint-Julien-des-Landes, el 11 diciembre), en Iles-de-France (Villeparisis, el 12 noviembre), en Isère (Grenoble, el 29 enero), para citar nada más que los ataques más recientes [el texto original fue publicado en febrero 2019]… Y se añaden los sabotajes hábiles a lo que conecta por vía subterránea éstas torres, centrales telefónicas y centros de computación: las fibras ópticas. A veces simplemente se logra cortando los cables, a veces incendiando los armarios de empalme, que contienen los retransmisores locales, que abastecen a un barrio, a una zona industrial o comercial… Se suman otros tipos de sabotajes de flujos de transporte (ferrocarriles y autopistas) y también de energía, como por ejemplo en Ile-de-France, la Drome, los Hautes-Alpes, el Hérault, el Ain, en el Norte… Pues la identificación de estos centros tecnológicos que son vitales para el funcionamiento de los Estados y del capital pasa también más allá de las fronteras ya que éstas prácticas destructivas, regularmente perturban los flujos, específicamente en Italia, Bélgica, Alemania y en Suiza.
Éstos son algunos ejemplos que sin duda lejos de ser exhaustivos, sucedieron en los últimos meses solamente, y muestran en todos los casos que un poco por todos lados, el corte es posible.
Es posible de manera autónoma, en tiempos de relativa tranquilidad, pero también en períodos más intensos, dónde la rabia muestra sus dientes, como es el caso en estos últimos tiempos en el Hexágono [Francia]. En el seno de la guerra social, toda ésta seguidilla de sabotajes dispersos y permanentes contra las infraestructuras de telecomunicaciones, de transporte y de energía pueden abrir un panorama aún más amplio para lxs que saben que están luchando en un territorio hostil y que aun así no bajan la cabeza.
Ya que nos encontramos detrás de las líneas del enemigo que nos rodea, entonces porque no actuar en consecuencia? Desorganizar las fuerzas adversarias, más que medirse a ellas en un enfrentamiento simétrico. Golpear y desaparecer, para reaparecer en otro lugar y golpear otra vez,
más que usar fuerzas particularmente destinadas a la represión. Lxs autoritarixs no pueden concebir el intento de revolución del mundo sin pensar en tomar los templos del poder y la gestión de las masas, con un tipo de simetría sesgada contra un enemigo bastante mejor equipado.
En cambio nosotrxs, lxs anarquistas ¿Podríamos desarrollar mejor la agilidad de los grupos pequeños, las capacidades de lxs individuxs, las relaciones interpersonales de reciprocidad, de confianza y conocimiento, hacia una difusión y dispersión de hostilidades, más que hacia la centralización y concentración? Tal manera de organizarnos nos parece más interesante para atacar a un enemigo cada vez más tentacular, pero que sigue dependiendo de la interconexión entre todos sus instrumentos y construcciones. Frente a la diseminación en el territorio de una gran cantidad de estas estructuras pequeñas de transmisión de ondas, energía o datos, nada es más adecuado que una constelación de grupos pequeños, actuando con total autonomía, capaces de coordinarse entre ellos cuando esto lo requiera, para ejercitarse de manera difusa, en la vieja y buena artimaña del sabotaje en contra las arterias del poder.
En el silencio que estos sabotajes imponen a las maquinas, en la perturbación que ellas infligen al “tiempo real” de la dominación, unx se encontrará frente a si mismx. Y esto es imprescindible y condicionante para practicar la libertad.
Notas
1Traducido de la palabra francés “camp”. Se refiere a (entre otros): un lugar para acumular mucha gente para una actividad especifica, para separarles de la sociedad, para disciplinarlas. por ejemplo “camp de réfugiés” campo de refugiados, “camp de travail” campo de trabajo, “camp de concentracion” campo de concentración. “camp” un lugar de estacionamiento o formación militar.
Traducido de Avis de tempetes, nr. 14, febrero 2019.